Las tasas de asma y asma alérgico en los hijos de las mujeres que no habían consumido ninguno de los aceites durante el embarazo eran similares a las tasas registradas entre los hijos de mujeres que habían ingerido aceite de pescado. Esto se debió a que las primeras habrían decidido consumir aceite de pescado por decisión propia, sugirió el equipo.
Existe «evidencia sólida» de estudios en laboratorio de que los ácidos grasos omega-3 alteran elementos del sistema inmune que participan en el desarrollo de enfermedades inmunes, señaló Olsen, que es profesor adjunto de nutrición en Harvard.
Pero dada la pequeña cantidad de niños asmáticos en el estudio, el autor sugirió interpretar con cuidado los resultados y esperar que estudios más grandes los confirmen.
El equipo está realizando un estudio observacional sobre 70.000 embarazadas que tuvieron un bebé entre 1997 y el 2003, más un ensayo en siete países europeos con fondos de la Unión Europea a través de su Proyecto para la Programación de la Nutrición Temprana.
Vía: buenasalud