El período que comienza tras el parto se denomina puerperio. Esta etapa se caracteriza por las pérdidas de sangre, tejido placentario y moco cervical que experimenta la mujer en un proceso fisiológico que es totalmente normal y que tiene una duración que puede llegar a los cuarenta días. Cuando cesa esta hemorragia vaginal, el puerperio se da por finalizado.
El líquido vaginal que se expulsa y que está formado por los desechos de todos los elementos que se han ido acumulando en el útero durante el embarazo se denomina loquios.
La apariencia de los loquios es muy similar a la del líquido que se expulsa durante la menstruación. Al principio el flujo es abundante y de color rojizo, pues corresponde a la expulsión de los restos de placenta, de la sangre desprendida en el proceso del parto y de restos de tejidos formados durante el embarazo.
Poco a poco el flujo va cambiando de color, de forma que a partir del tercer día, los loquios se tornan de un color rojo más oscuro y su viscosidad aumenta.
A partir del quinto día el aspecto de los loquios cambia bastante, pues el líquido expulsado se vuelve de color blanquecino y su viscosidad aumenta notablemente. Es importante resaltar que este proceso varía de una mujer a otra, tanto en intensidad como en duración, pero no es doloroso ni necesita ningún tratamiento especial.
Solamente en casos excepcionales se necesita la atención médica. Esta situación se daría en el caso de que la mujer sufriera una hemorragia muy intensa o en el caso en el que el color de los loquios fuera siempre rojo intenso. También el olor de los loquios puede ser una señal de alarma, en el caso de que este sea fétido o demasiado intenso.