La semana 33 de embarazo es una de las más importantes de toda la gestación, está muy próxima al parto y el bebé, dependiendo de la genética y otros factores, puede pesar unos 2 kilos aproximadamente y medir unos 45 centímetros. Es ya bastante grande y le costará moverse como lo hacía antes y poco a poco se colocará en presentación cefálica.
No solamente será el bebé quien sufra cambios sino también la madre; es un momento en el que se puede tener dolor lumbar que puede extenderse a las nalgas, muslos e incluso toda la pierna hasta llegar al pie. Se trata de ciática debido a la compresión del nervio ciático que sufre a causa de la hiperlordosis, lo que hace que el hueso sacro cambie ligeramente posición presionando el nervio.
En ocasiones la ciática se acompaña de lumbalgia, lo que hace que la mujer pueda andar cojeando, es algo bastante frecuente que llega a ocurrir en al menos un 35% de las mujeres embarazadas, pero puede mejorarse notablemente con gimnasia, calor local o paracetamol.
Debido al tamaño de la barriga, ésta puede oprimir ligeramente los pulmones de la madre, lo que hace que cueste un poco más respirar, aunque es normal, asimismo puede notarse dolor e insensibilidad en los dedos, manos y muñecas, esto es debido al síndrome del túnel carpiano, producido por la hinchazón de determinadas partes del cuerpo, entre ellas la muñeca, con lo que se pinza el canal por donde pasan los nervios de la muñeca.
En esta semana de gestación ya se podrá escuchar el latido del corazón del bebé y en las ecografías se le puede ver bostezando, sacando la lengua o moviéndose lentamente aunque no con la misma nitidez que semanas atrás dado que ahora es más grande y ocupa gran parte del ecógrafo.
La semana 33º es recomendada para realizarse los análisis que determinan si existe toxoplasmosis así como si hubiese presencia de anticuerpos irregulares o también para el recuento de glóbulos blancos, niveles de colesterol, si hay o no infección urinaria, enzimas hepáticas y se realizan pruebas de coagulación.