Los potitos para bebés industriales son una buena opción cuando estamos de viaje o excursión, pero muchas mamás se preguntan si puede ser perjudicial para la nutrición del pequeño. Nada más lejos de la realidad, los tarritos infantiles pasan unos controles de calidad muy estrictos, aunque eso tampoco quiere decir que sirvan para el día a día.
Las papillas caseras son más ricas y nutritivas, pero los potitos industriales pueden sacarnos de un apuro en más de una ocasión.
¿Quieres saber cómo comprarlos y cómo dárselos?
Todos los potitos que hay en el mercado son seguros, y de hecho, según un estudio de Consumer, los más caros no se corresponden necesariamente con mejores propiedades nutricionales.
Lo importante es comprobar que el tarro no está sucio, y que está bien cerrado (al abrirlo tiene que sonar un «pop» que nos indica que antes no había aire dentro del tarro), así como que la fecha de caducidad es la adecuada.
También es bueno leer con detalle la etiqueta con los ingredientes y buscar aquellos potitos con menos azúcares añadidos y menos contenido en sal.
A la hora de darle los tarritos de verduras, carne o pescado puedes calentárselos al baño maría o en el calientabiberones (si tienes a mano). Si los calientas en el microondas ten cuidado, ya que puede calentarse de forma no uniforme, por lo que debes revolverlo bien y probarlo para asegurarte de que no le quemará. Los de fruta están ricos a temperatura ambiente.
Nunca debes añadirle sal ni azúcar al potito, porque estarás acostumbrando al pequeño a sabores fuertes que pueden conducirle en el futuro a comer menos sano y a rechazar la comida más «insípida».
Por último, recuerda que si vas de viaje es conveniente llevarle unos potitos que haya probado antes y sepas que le gustan, para evitar problemas.