Si estás muy delgada empezarás a sentir los movimientos de tu hijo hacia el cuarto mes, y si estás gordita, entre el quinto y el sexto mes. No te inquietes si una amiga tuya, embarazada del mismo tiempo que tú, ya ha sentido esas ansiadas pataditas y tú todavía no.
Lo verdaderamente importante es que unaa vez que empieces a notar las pataditas, las sientes todos los días, si las echas en falta durante 12 horas seguidas, ve a urgencias.
Es normal que te percates más de los movimientos de tu hijo cuando te tumbas a descansar. Esto no indica que el pequeño esté nervisoso, lo que ocurre es que al estar tu echada, dispone de más espacio para estirarse, engogerse y girar a sus anchas, así que aprovecha la ocasión.
También las sentirás más durante la noche. Y no porque a esas horas esté más activo, sino porque a te molestarán más las pataditas, al querer conciliar el sueño.
Alrededor del octavo mes se moverá menos. Es totalmente normal. Al ser más grande cuenta con menos espacio disponible para moverse y le cuesta más hacerlo.
También existen muchas probabilidades de que se haya encajado ya, el 96% de los niños se encajan un mes antes de nacer. En este casi es seguro que dejará de darte pataditas de manera tan asidua, aunque, obviamente, le seguirás sintiendo moverse.