La primera toma de leche materna se produce, siempre que sea posible, durante las dos primeras horas de vida, en la misma sala de partos o nada más volver a la habitación, dándole tiempo al recién nacido puesto que puede tardar hasta una hora en mostrarse interesado en mamar y guiándole para que localice el pezón.
La pequeña cantidad de calostro que tome, aun siendo tan escasa, lleva defensas y los líquidos y nutrientes más adecuados para ese momento. Pero además, el contacto físico y la succión del pecho en ese periodo de tiempo son un potente estímulo para que en los próximos días se produzca la subida de la leche.
El calostro es una leche especial, de color amarillento dorado, más espesa y pegajosa que la leche normal, que la madre produce en pequeñas cantidades durante los primeros días, en tanto no tiene lugar la subida de la leche madura. Rica en proteínas, minerales y algunas vitaminas, es muy llamativo su gran contenido en leucocitos, capaces de destruir gérmenes, y en IgA, una defensa que protegerá la superficie del tubo digestivo del bebé.
Esta primera toma debe realizarse en cualquier postura que resulte cómoda, normalmente acostada o en un silla baja con respaldo recto y un taburete para apoyar los pies. La regla más importante es procurar centrar bien la boca del bebé de modo que el pezón pueda introducirse en ella tan profundamente como sea posible, pues para obtener la leche no sólo debe chupar sino también exprimir el pecho.