Para eliminar la confusión al respecto, se dividió a los bebés en dos grupos al azar, independientemente de las características de sus madres.
Después, durante unos seis años y medio, se midieron las diferencias entre los dos grupos con pruebas de cociente intelectual y las calificaciones de sus profesores en materias como lectura, escritura o matemáticas. Los resultados en ambos campos eran muy superiores en los niños del grupo en el que se promovió la lactancia materna.
Sin embargo, Kramer resaltó que aún se desconoce cómo la lactancia hace a los niños más inteligentes.
«Podría deberse a que la lactancia lleva más tiempo, la madre interactúa más con el bebé, habla más con el bebé», dijo el investigador. «Podría deberse a una cuestión emocional o física, o a una hormona o algo más en la leche que absorbe el bebé«.
Investigaciones previas han demostrado que la leche materna ofrece más beneficios para la salud que la de fórmula, reduciendo la incidencia de infecciones de oído, estómago o intestinos, problemas digestivos, enfermedades cutáneas y alergias y disminuyendo además el riesgo de desarrollar hipertensión, diabetes y obesidad.