Según un estudio de realizado por el Instituto del Sueño y Cronofisiología de la Universidad de Michigan, los bebé tengan patrones «caóticos» del sueño puede está relacionado con que las madres han sufrido depresión en algún momento antes de quedar embarazadas o durante el embarazo.
La investigación se dividió en dos grupos: uno conformado por madres con antecedentes depresivos que habían buscado asistencia psicológica durante el embarazo, y otro formado por madres sin depresión pasada o presente.
Todas las participantes utilizaron aparatos similares a los relojes de pulsera –llamados ‘actígrafos’– que midieron el tiempo de sueño durante la noche, la exposición a la luz y las pautas de actividad y reposo durante el día, tanto en los niños como en las madres.
Así, se descubrió que los niños nacidos de madres deprimidas durmieron más siestas durante el día, necesitaron más tiempo para calmarse y poder dormir y se despertaron más a menudo durante la noche.
Asimismo, los bebés de madres deprimidas mostraron «poca o ninguna» evidencia de un ritmo circadiano estable –ciclo de sueño-vigilia–, a diferencia de los bebés nacidos de mujeres que no tenían depresión, una pauta irregular que continuó hasta el final del estudio en el octavo mes del bebé.
«El mantenimiento de un horario muy regular para dormir es increíblemente importante para los bebés», explicó la directora del estudio, Roseanne Armitage.
«La privación crónica del sueño está relacionada con un riesgo elevado de depresión en todas las etapas de la vida, pero en las nuevas madres, debido a los cambios hormonales y a la necesidad de recuperarse del embarazo y el parto, la privación del sueño puede ser realmente un problema», señaló.
En este sentido, «creemos haber identificado uno de los factores de riesgo que pueden contribuir a que estos niños desarrollen depresión más adelante en sus vidas», dijo Armitage