Los bebes padecen insomnio por dos causas principales: adquisición errónea el hábito del sueño y cualquier alteración de la rutina del bebé.
El insomnio infantil es un trastorno que se caracteriza por alguna de las siguientes situaciones:
Dificultad para dormirse solo.
Frecuentes despertares nocturnos (entre 3 y 15 veces); con imposibilidad de volver a dormirse sin ayuda de los padres.
Sueño muy superficial.
Menos cantidad de horas de sueño que lo normal para su edad.
- Adquisición errónea el hábito del sueño es la principal causa del insomnio infantil.
El 70% de los bebes comienzan a dormir más de 4 horas seguidas a partir de los 3 meses de vida, y el 83 % duerme 8 horas al cumplir 5 o 6 meses.
Sin embargo, luego del año, todavía queda aproximadamente un 10 % de niños que no duerme la noche entera. En este caso el niño debe ser re-educado y estimulado para dormir. Como todos los hábitos, este también se aprende por repetición, es decir, insistiendo en la misma táctica una y otra vez, con mucha paciencia, hasta lograr que el bebe se acostumbre a ello.
Es habitual que los padres interpreten que el niño se despierta para reclamar alimentos, pero, en realidad, a partir de los 6 meses aproximadamente, el organismo está en condiciones de utilizar las reservas de glucosa para tolerar un ayuno nocturno.
Por lo tanto, es muy probable que alimentándolo en medio de la noche, sólo logremos darle al bebé la «buena» idea de que hay un motivo válido para despertarse.
- Cualquier alteración de la rutina del bebé.
Los bebés muy activos, cualquier progreso madurativo que les produzca excitación (aprender a caminar, a gatear, etc). De hecho, los bebés son altamente sensibles y perceptivos, y el sueño es en general el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.
Esto es normal y, por suerte, transitorio. Una vez que se normalice la situación o que el bebé logre adaptarse a la novedad, volverá a dormir como antes, sin ninguna dificultad.
Por otra parte, la mayoría de los niños viven el momento de la noche como un momento muy peligroso, ya que se lo aparta de las personas que lo cuidan.
Al principio es muy difícil para él entender que esta separación es transitoria, por lo que se asusta mucho y sólo se calma cuando acuden a socorrerlo.
Poco a poco, irá comprendiendo que no queda abandonado, y le alcanzará con ver su cuna, su chupete o su muñeco preferido para proseguir el sueño.
Por esta razón es tan importante transmitirle la seguridad de que el adulto permanecerá junto a él durante la noche, y apenas lo comprenda, avanzar en enseñarle a estar un rato solo.