¿Se pueden tomar infusiones durante el embarazo? Muchas mujeres estamos acostumbradas a tomar infusiones después de comer para facilitar la digestión, antes de dormir para conciliar mejor el sueño o incluso cuando salimos a tomar algo por aquí…pero durante el embarazo es importante informarse sobre qué infusiones son buenas y cuáles no.
Porque esas infusiones que parecen tan inocuas (y que normalmente lo son), pueden inhibir la absorción de minerales fundamentales durante el embarazo, o incluso estimular la aparición de contracciones en el útero, poniendo en peligro el bienestar del bebé.
Así que la respuesta a «¿son buenas las infusiones estando embarazada?» es «depende de qué infusiones».
Los tés (ya sea negro, verde o rojo) llevan teína, una sustancia excitante que impide una correcta absorción del calcio y el hierro, tan fundamentales durante los meses de embarazo. Si te gusta mucho el té puedes tomar una taza al día, pero no conviene tomar más.
Después hay infusiones que son directamente peligrosas para el embarazo, ya que provocan contracciones uterinas y pueden acabar desembocando en un aborto (es cierto que para eso habría que tomar grandes cantidades, pero mejor prevenir que curar). Esas infusiones contraindicadas durante el embarazo son el ruibarbo, poleo menta, manzanilla amarga, hierba luisa, ortiga, romero, salvia (estas dos últimas sí se pueden usar como condimento en las comidas, pero no tomarlas en infusión), raíz de regaliz (puede subir la tensión arterial), consuelda, valeriana ni hinojo.
¿Qué infusiones se pueden tomar entonces durante el embarazo? Manzanilla dulce, pasiflora, tila o té de jengibre (muy utilizado durante los primeros meses porque ayuda a combatir las náuseas del embarazo).