La estimulación ovárica consiste en inducir el desarrollo de varios óvulos en un mismo ciclo, y se utiliza para aumentar las posibilidades de éxito en técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial o la fertilización in vitro.
Aunque no es estrictamente necesaria, lo cierto es que probar una fertilización in vitro sin estimulación ovaria reduce las posibilidades de éxito a menos de un 5%, por eso siempre se lleva a cabo.
¿Quieres saber cómo se realiza exactamente la estimulación ovárica? ¿Qué riesgos tiene?
La estimulación ovárica se consigue a través de un tratamiento hormonal. Así, durante unos 12 o 14 días a partir del tercer día del ciclo, la mujer recibirá inyecciones de hormonas (vía subcutánea o intramuscular) que permitirán que libere a la vez varios óvulos susceptibles de ser fecundados.
La pauta de medicación de las hormonas se realiza de forma individualizada, en función de las características de cada mujer (edad, morfología de los ovarios, analítica hormonal, masa corporal…).
A la vez que se realiza la estimulación ovárica, hay controles frecuentes para ver qué resultado está dando y cuando están los ovarios listos para liberar los diferentes óvulos (y así poder extraerlos para la fecundación in vitro).
¿Qué riesgos tiene la estimulación ovárica?
El principal riesgo es que se produzca un embarazo múltiple, algo que ocurre en alrededor de un 15% de las fecundaciones tras la estimulación ovárica.
Además hay estudios que sugieren que ese tratamiento hormonal puede aumentar el riesgo de cáncer, pero no son concluyentes.
Por último, en algunos casos puede derivar en hiperestimulación ovárica (hinchazón de los ovarios), pero con los controles a los que se somete a la mujer durante los procesos de fecundación asistida, esto es muy muy infrecuente.