El paracetamol en los primeros años aumenta el riesgo de asma, rinoconjuntivitis y eccema

Los autores del estudio recomiendan que se sigan las directrices de la Organización Mundial de la Salud, según las cuales el paracetamol no debería utilizarse de modo rutinario sino reservarse para las fiebres de más de 38.5 grados.

El paracetamol, usado para tratar dolores y fiebre, es el medicamento que se receta preferentemente a los asmáticos debido a los riesgos de la aspirina y otros antiinflamatorios como el naproxeno y el ibuprofeno de provocar ataques de asma.

Lo que llevó a los científicos a estudiar el posible papel del paracetamol fue el gran incremento de casos de asma en el mundo en los últimos 20 años, en particular en países como Nueva Zelanda, donde se consumen grandes cantidades de este medicamento, según Barr.

Otro estudio publicado también en el último número de «The Lancet» indica que la rinitis, ya sea alérgica o no alérgica, es un importante factor de predicción del asma en los adultos.

Los doctores Rafea Shaaban, Mahmud Zureik y Bénédicte, del equipo de epidemiología del Instituto Nacional de la Salud e Investigaciones Médicas de París, investigaron durante más de 8 años el comienzo de los ataques de asma en pacientes adultos de 20 a 44 años.

Se analizaron datos de 6.461 pacientes de 29 centros de catorce países, en su mayoría de Europa Occidental, ninguno de los cuales sufría asma al iniciarse la investigación.

A los pacientes se les diagnosticó una posible rinitis, así como sus reacciones alérgicas a distintas plantas, a hongos y al polvo, lo que sirvió para clasificarlos luego en distintos grupos.

Al cabo de casi 9 años, sólo un 1,1% de los del grupo de control había desarrollado asma frente a un 1,9% del grupo de pacientes con simples alergias, un 3,1% de los del grupo de rinitis no alérgica y un 4% de los aquejados de rinitis alérgica.

Los datos se ajustaron luego teniendo en cuenta el país, sexo, edad, índice de masa corporal, capacidad pulmonar, posible existencia de asma en la familia y su condición de fumadores o no.

Hechos los correspondientes ajustes, se demostró que las personas con simples alergias tenían un 63% más probabilidades de desarrollar asma que los del grupo de control, las personas con rinitis no alérgicas, más de dos veces y media, y las aquejadas de rinitis alérgicas, 3,5 veces más.

Un tercer estudio, del Arizona Respitoratory Center (Tucson, EEUU), publicado en el mismo número especial de «The Lancet», indica que la irrupción del asma en el comienzo de la edad adulta tiene su origen en la más temprana niñez.