En el embarazo es normal engordar. Tras dar a luz suele producirse una pérdida de peso gradual en los primeros seis o 12 meses hasta alcanzar la forma física previa. Pero no siempre es sencillo.
Según los expertos hay dos factores determinantes: los kilos ganados en la gestación y la facilidad para ganar peso en el periodo posparto.
La alimentación y los cambios corporales del embarazo hacen que las mujeres engorden. Pero este fenómeno no se debe producir de forma descontrolada y cada gestante, en función de sus características físicas, puede permitirse aumentar un número determinado de kilos. Cuanto más peso se gane, más difícil será perderlo después, es el «factor de predicción más fuerte», según los autores de esta revisión.
La incapacidad de recuperar la forma tras el parto puede ser muy dañina ya que es un importante factor desencadenante de obesidad a largo plazo, una condición relacionada con múltiples patologías metabólicas (resistencia a la insulina y diabetes) y cardiovasculares. Además, predispone a la retención de los kilos de más en gestaciones subsiguientes.