Los horarios que un bebé exige, día y noche, pueden resultar física y mentalmente agotadores, especialmente para la madre que amamanta, por eso, es preciso que trate de descansar.
Reduciendo sus responsabilidades
Lo único que sólo la madre puede y debe hacer es alimentar a su hijo y cuidar de ella misma. En ese periodo ha de ser sustituida en las tareas domésticas y saber dejar para más adelante todo lo que admita espera. Necesita el apoyo posible.
Durmiendo a la vez que el bebé
De hecho, las hormonas que se producen cuando el niño succiona el pezón, además de estimular la producción de leche, dan sueño a la madre; si sigue ese impulso natural, puede acumular muchos minutos de descanso a lo largo del día.
Limitando las visitas
Puede ser muy agradable recibir a familiares y amigos, pero ante la fatiga no hay que dudar en pedir disculpas y retirarse; los demás lo entenderán.
Distrayéndose y paseando
Puede hacerlo con el bebé si lo deseas, pues no hay el menor inconveniente en sacarlo a la calle desde el primer día.