Los ácaros están presentes en todos los hogares, algo que puede provocar alergia a muchas personas, especialmente a niños y bebés, aunque es algo que afecta a cualquier persona de cualquier edad. Estos microorganismos se encuentran presentes en el polvo y pueden generar reacciones alérgicas. Los encontramos en colchones, almohadas, tapicerías, alfombras, tresillos de tela, etc., y para acabar con ellos hay que hacer una profunda limpieza del hogar.
Si contamos con alfombras en casa, nos encontramos con uno de sus hogares preferidos. A la hora de limpiar las alfombras y textiles podemos hacerlo o bien con productos especiales anti ácaros o antes de lavar la alfombra la tendremos que dejar en la bañera sumergida con agua y unas cuantas tazas de sal y vinagre. Posteriormente se debe escurrir al máximo y ya se podrá realizar la limpieza como de costumbre.
La humedad es algo que aprecian los ácaros, por ello hay que intentar reducir la humedad en el hogar y si se puede hay que mantenerla por debajo del 50%, algo que puede conseguirse con aire acondicionado y deshumidificadores.
Cuando llega el momento de limpiar el polvo hay que usar un trapo ligeramente humedecido y si se tiene, un aspirador que cuente con un filtro especial. El plumero o el paño de toda la vida están muy bien pero no limpian en profundidad sino que dejan mucho polvo y ácaros en suspensión.
En el mercado existen fundas anti ácaros para los colchones, lugar que junto a la almohada es donde más índice de población de ácaros se concentra. Para acabar con ellos hay que hacer lavados con agua a unos 60 grados, que es la única forma de matar a los ácaros y a los posibles huevos que van dejando.
Para finalizar, se pueden adquirir productos acaricidas, muy tóxicos para ellos pero completamente inofensivos para los humanos. En este caso los ácaros mueren pero sus restos no desaparecen, por lo que hay que realizar una limpieza profunda para dejarlo completamente libre de ácaros.