Si este es tu caso, es fundamental que aprendas cómo almacenar tu leche de manera correcta. Así te asegurarás de que mantenga todas sus propiedades nutricionales y sea segura para tu bebé. A continuación te contamos todo lo que debes saber al respecto. ¡Acompáñanos!
Prepárate para el momento
Antes de extraer tu leche, es importante que sigas algunos pasos de preparación que te aseguren higiene y eficacia. Lo primero es lavarte bien las manos antes de manipular el sacaleche, o de extraer la leche de forma manual; así evitas que se contamine. Lo segundo es usar siempre un sacaleche que esté esterilizado, sea en un esterilizardor o hirviendo las partes durante cinco a diez minutos.
Por último, busca un lugar donde estés cómoda, serena y tranquila para extraer la leche. Ten en cuenta que el estrés, sentirte presionada o incluso apurada, puede enlentecer o incluso bloquear la salida de la leche.
Cómo almacenar leche materna, una vez la sacaste
Una vez que haz pasado el proceso de la extracción, es importante que sepas cómo almacenar leche materna de manera correcta, para que se mantenga su calidad y frescura. Veamos los puntos más importantes en este sentido.
1. Elige los contenedores adecuados
Un punto fundamental para la conservación de la leche materna es la elección de los contenedores adecuados. Puedes utilizar diferentes tipos, de acuerdo a tus gustos y comodidad. Uno de ellos son las bolsas de almacenamiento de leche materna. Éstas son diseñadas específicamente para este fin, son fáciles de etiquetar y ocupan poco espacio.
Otra alternativa sobre cómo almacenar leche materna son las botellas de vidrio o de plástico. Si prefieres esta opción, asegúrate de que sean libres de BPA (Bisfenol A) y tengan una tapa hermética para evitar derrames. Por último, los recipientes de almacenamiento reutilizables también pueden ser una buena opción, siempre que los higienices bien después de cada uso.
2. El etiquetado y fechado
Otro aspecto vital sobre cómo almacenar leche materna es el etiquetado y fechado de cada extracción. Sea cual sea el tipo de contenedor que decidas usar, siempre etiquetalo con la fecha y la hora en la que extrajiste esa leche. Así podrás usar las que han sido extraidas primero y no almacenas por más tiempo del recomendado.
3. Conservar la leche en el refigerador y congelador
Otro apecto importante una vez que tienes tu leche almacenada y etiquetada, es evaluar dónde la guardas. Esto impacta en su calidad y duración. En el refrigerador puedes almacenar tu leche a unos 4°C o menos. Coloca los recipientes en la parte más fría, y evita la puerta, pues en esta zona la temperatura suele variar.
Ahora bien, si quieres un proceso de conservación más largo, puedes almacenar tu leche materna en el congelador. Si eliges esta opción, la leche debe estar a -18°C o menos. Si tu congelador tiene una sección separada del refrigerador, es preferible utilizar esa área para evitar fluctuaciones de temperatura. Bajo este método de conservación la leche materna puede mantener sus propiedades hasta seis meses. Si eliges congelarla, lo mejor es almacenarla en pequeñas porciones para facilitar su descongelación y evitar desperdicios.
4. Descongelar y calentar la leche
Ya que sabes cómo almacenar leche materna de manera correcta para garantizar su buen estado, vamos con la siguiente parte, que es descongelar y calentar para ofrecérsela a tu bebé. Esta parte es tan importante como el proceso de extracción y conservación.
Hay dos métodos que puedes emplear para descongelar la leche: el primero y más recomendable es bajarla al refrigerador la noche anterior, y una vez que se ha descongelado, la puedes usar por un lapso de hasta 24 horas. La otra opción es colocar el contenedor congelado bajo un chorro de agua tibia, no caliente. Esto ayudará a que la leche se descongele más rápido, sin que se compometa su calidad.
Y una vez que tienes la leche descongelada, calentarla es otro proceso. No debes hacerlo en el microondas, pues esto puede crear puntos calientes que pueden quemar la boca de tu bebé y destruir algunos de los nutrientes esenciales de la leche. Lo mejor es hacerlo en baño maría, colocando la leche en un recipiente con agua tibia y dejando que se caliente suavemente. También puedes usar un calentador de biberones, un aparato que dejará la leche a la temperatura ideal, de forma segura.
Consejos para maximizar la calidad de la leche materna almacenada
Además de aprender sobre los pasos generales de cómo almacenar leche materna para mantener su frescura y aporte nutricional, hay algunos otros consejos que te ayudarán a vivir este proceso de mejor manera. Uno de ellos es evitar recongelar la leche. Una vez que la has descongelado, procura usarla en las siguientes 24 horas. Volver a congelarla puede afectar su calidad y seguridad.
Si la leche se separa y ves la grasa en la parte superior, no agites de forma fuerte, pues esto puede dañar sus propiedades nutricionales. Más bien remueve suavemente en el contenedor, hasta que se integre por completo. Por último, antes de ofrecerla a tu bebé, prueba la leche para asegurarte de que está en buen estado y no ha tomado ningún sabor desagradable.
En definitiva, saber cómo almacenar leche materna es fundamental para dársela a tu bebé de forma segura, y que le aporte los nutrientes de los que requiere. Este método te ayudará a mantenr a tu bebé nutrido, e incluso te facilitará implementar una lactancia mixta cuando corresponda, pues el bebé ya estará acostumbrado al biberón.
Y tu, ¿Conocías cómo almacenar leche materna de manera efectiva? ¿Sabes de otro consejo que quieras compartir con nosotros? Estaremos encantados de leer tus opiniones en un comentario. Y si quieres seguir aprendiendo sobre este tema, no te pierdas esta selección de los mejores libros sobre lactancia. ¡Hasta la próxima!