Después de un embarazo el cuerpo de la mujer ha sufrido bastantes cambios y uno de ellos es una notable ganancia de peso, algo que se puede revertir de una manera sencilla, pero solo si se tiene voluntad y constancia. Una de las bases de este proceso de pérdida de peso es la alimentación saludable junto a ejercicio diario.
No es recomendable hacerlo todo con prisas dado que el cuerpo necesita cierto tiempo para recuperarse tras un parto. Si se pierde peso demasiado rápido, la recuperación es mucho más larga y a la piel le costará mucho más ganar elasticidad. Después del parto hay que esperar aproximadamente unas seis semanas para poder comenzar el proceso de pérdida de peso.
Lo más recomendable es intentar reducir el peso del orden de medio kilo a la semana, algo que puede conseguirse reduciendo la ingesta de alimentos y aumentando la rutina de ejercicios. Lo mejor es ponerse en manos de un nutricionista que diga cuántas calorías necesitamos al día, por tanto, podremos prescindir de la diferencia.
Es muy importante no saltarse ninguna comida; tener menos energía no ayuda a bajar de peso, por tanto es recomendable la ingesta de unas 5 o 6 comidas pequeñas cada día con productos saludables, pudiendo sustituir a tres comidas grandes.
Los lácteos bajos en grasa o incluso sin grasa también son muy recomendables así como beber al menos unos 8 vasos de agua al día, lo que ayuda a que el cuerpo elimine la grasa a medida que se pierde peso.
Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta a la hora de la alimentación es que hay que olvidarse de los azúcares, la grasa, los fritos y productos precocinados, nos vendrá genial también para la lactancia. Lo mejores tomar frutas y verduras, bajos en grasa y muy ricos en vitaminas y fibra, lo que ayudará a una paulatina pero segura pérdida de peso.