Últimamente están saliendo muchas noticias que hablan sobre la relación entre el cáncer de mama y el embarazo, pero la información a veces resulta ambigua, lo que puede causar preocupaciones innecesarias. El cáncer de mama durante el embarazo es una situación muy poco frecuente y supone un gran reto para la oncología, pero se puede tratar, no afecta al desarrollo posterior de la enfermedad ni influye en la salud del bebé.
A largo plazo, se sabe que el embarazo y la lactancia reducen el riesgo de cáncer de mamá, pero hasta hace poco se creía que entre las mujeres con cáncer que estaban ya embarazadas, su gestación empeoraba el pronóstico. Repasemos algunas de las últimas informaciones sobre este tema.
1. Sufrir cáncer de mama al año de dar a luz dispara la mortalidad.
Esta frase resulta muy inquietante, pero…¿qué significa realmente? El problema del embarazo es que muchos síntomas de cualquier tipo de cáncer (dolor abdominal para el cáncer de colon o de ovarios, cambios y crecimiento de las mamas en este caso) se achacan al embarazo, lo que retrasa el diagnóstico del cáncer y eso es lo que empeora el pronóstico. Las mujeres a las que se les detecta cáncer el año siguiente de dar a luz, son, en muchos casos, mujeres que ya tenían cáncer cuando estaban embarazadas pero no lo sabían.
Cada vez es más frecuente el binomio cáncer-embarazo, debido al retraso en la edad de las embarazadas. Lo cierto es que los últimos estudios han demostrado que la supervivencia de las mujeres diagnósticadas con cancer de mama durante el embarazo es practicamente igual que el de las mujeres no embarazadas. Pero para ello, es fundamental estar alerta ante cualquier cambio corporal, y no dar por supuesto que se debe al embarazo.
2. El embarazo en mujeres con cáncer de mama reduce el riesgo de muerte
Frente a lo que decía en el punto anterior, cuando el cáncer de mama es detectado y tratado durante el embarazo, la supervivencia de las mujeres puede ser mayor que entre las no embarazadas.
Un estudio del Instituto Jules Bordet de Bélgica ha concluido que el embarazo en mujeres diagnosticadas previamente de cáncer de mama es seguro y puede incluso llegar a reducir hasta un 42 por ciento el riesgo de fallecer en comparación con las pacientes que no conciben. Este podría ser el argumento definitivo contra la muy extendida creencia de que las mujeres con cáncer no deben quedarse embarazadas.
3. La quimioterapia es segura para las mujeres embarazadas
Los estudios más recientes han demostrado que una vez finalizado el primer trimestre de embarazo, la quimioterapia no afecta a la salud del bebé. Hasta ahora, muchos oncólogos abordaban el tratamiento del cáncer en las embarazadas con cautela, por miedo a que afectase al feto, evitando la quimioterapia aunque eso empeorase las posibilidades de curación de la mujer. Las pacientes cuyo tratamiento se retrasa hasta después del alumbramiento tienen una peor supervivencia que las que lo reciben inmediatamente después del diagnóstico.
Normalmente, en la naturaleza existe un riesgo de malformaciones de entre un 1% y un 2%, y también pueden surgir otros problemas, como las infecciones. Tras realizar el seguimiento de varios fetos durante la gestación y tras el nacimiento se vio que los resultados fetales de los niños expuestos a quimioterapia no son significativamente distintos de los que no lo estuvieron.
Lo único que está desaconsejado son los fármacos hormonales y la radioterapia, en este caso, es preferible esperar al fin del embarazo para administrarlos.
Vía: Europa Press