Estudios publicados por prestigiosos investigadores y científicos han demostrado que consumir pescado, y en especial marisco, durante el embarazo, se trata de algo muy beneficioso para las embarazadas. Son muchos los beneficios que se proporcionan con el consumo del marisco, como ayudar al desarrollo de tipo neurológico del feto. En este proceso ayuda la ingesta de ácidos grasos omega-3, lo que resulta muy recomendable, aunque con un control apropiado.
¿Por qué podría ser el marismo malo? Las recomendaciones de algunos expertos implican que el consumo semanal de marisco por parte de las embarazadas se reduzca a un total de 340 gramos. El objetivo en este sentido es reducir el margen de posibilidad de exposición al metilmercurio. Éste se puede encontrar de forma habitual en el pescado procedente de zonas en las que se haya podido producir contacto con algún tipo de contaminación acuática. Por lo tanto, es recomendable conocer la procedencia del marisco y consumirlo con precaución.
No obstante, y aunque son varios expertos los que prefieren indicar que el marisco se reduzca a 340 gramos semanales, en otros casos, sobre todo en los expertos de comunidades y zonas del mundo en las que existe un mayor control sobre el pescado, recomiendan lo contrario. Para las embarazadas es recomendable la ingesta de 340 gramos a la semana, aunque los niños se benefician si la cantidad es superior. Estudios recientes han confirmado que los bebés se benefician de este consumo y que su inteligencia, su capacidad de memoria, su facilidad de expresión verbal futura y su capacidad motora mejoran de forma notable.
Por lo tanto, aunque el marisco no controlado y posiblemente contaminado es peligroso por el contacto con el metilmercurio, se recomienda el consumo de la mayor cantidad de marisco posible para beneficiar a la madre, que tendrá un mejor humor, y al niño, que se desarrollará de una forma mucho más positiva.