La cafeína es una sustancia presente en diversos alimentos, como el café, el té y los refrescos de cola, pero también en el chocolate, beidas energéticas, caramelos, cacao o helado de café. Esta sustancia estimulante debe evitarse en el embarazo ya que puede afectar negativamente a la salud de tu futuro bebé.
Diversos estudios asocian el consumo de la cafeína con abortos espontáneos en el primer trimestre de la gestación, y el riesgo está en relación con la cantidad ingerida.
El consumo moderado de cafeína, que según los expertos equivale a unos 200-300 miligramos, cantidad contenida en 2 ó 3 tazas de café al día, es inocuo tanto para la mujer embarazada como para el feto.
Algunos estudios han indicado que lo niños nacidos de madres que consumir más de 500mg/día tendían más a tener ritmo cardiacos más acelerados, temblores, ritmos respiratorios más acelerados y pasan más tiempo despiertos después del nacimiento.
También se relaciona el consumo de la cafeína con molestias digestivas.
La cafeína aumenta la secreción de ácido clorhídrico y de pepsina en el estómago, y es por ello que se desaconseje el café y otras bebidas que contienen cafeína durante el embarazo en caso de molestias digestivas.
No obstante, durante la gestación, son frecuentes las molestias digestivas, como la acidez, pesadez o náuseas, más acusadas durante los tres primeros meses, provocadas por los cambios hormonal, y durante los dos o tres últimos meses, como consecuencia de la presión que ejerce el feto sobre el estómago.