Muchas mujeres sufren de acidez estomacal por primera vez durante el embarazo, en especial en el segundo y tercer trimestre. Si bien no suele ser un signo de problemas graves, es incómodo o doloroso.
El reflujo gastroesofágico con frecuencia se conoce como “reflujo ácido”, “acidez o ardor estomacal”.
La acidez ocurre cuando la comida digerida pasa del estómago, que contiene ácido, al esófago. Eso causa una sensación de ardor detrás del esternón o una sensación de quemazón que comienza en el estómago y parece subir.
- Es posible que sienta un gusto amargo en la boca o la sensación de que el vómito sube por la garganta.
Normalmente la comida baja por el conducto llamado “esófago” que conecta la boca con el estómago. En la parte inferior del esófago hay una válvula circular que cierra la conexión entre éste y el estómago cuando usted no está comiendo. La válvula impide que los ácidos del estómago suban.
Al tragar, la válvula se relaja para permitir que la comida y el líquido fluyan. Si la válvula se relaja cuando no está comiendo, los ácidos del estómago pueden subir por el esófago, irritarlo y causar la sensación de ardor.
Hay varios factores que hacen que la válvula se relaje con más facilidad, como por ejemplo:
- Comidas fritas o grasosas
- Chocolate o bebidas con cafeína
- Cebolla, ajo o comidas picantes
- Ciertos medicamentos
- Comer demasiado
- Acostarse después de comer
Durante el embarazo, las hormonas relajan los músculos del aparato digestivo, incluso la válvula del esófago. Es por eso que los ácidos del estómago suben más fácilmente por el esófago, en particular si está acostada. La acidez estomacal es peor en el segundo y tercer trimestre cuando el útero comienza a presionar el estómago y empuja la comida hacia el esófago.
Las hormonas del embarazo también frenan:
- Los músculos que empujan la comida del esófago al estómago
- Los músculos que se contraen para digerir la comida en el estómago, lo cual reduce el ritmo de la digestión
- Los cambios también pueden producir indigestión y darle la sensación de estar muy llena, hinchada o con mucho gas.