Los niños con terrores nocturnos pueden incorporarse súbitamente de la cama, chillando y agitándose como si estuvieran sumidos en muchísima angustia. Eso, como es lógico, preocupa mucho a sus padres, que se ven incapaces de consolar a sus niños ante los episodios de terrores nocturnos.
Y es que aunque no es un problema muy común (afecta a alrededor de un 4% de niños), ni reviste de gravedad, sí resulta muy llamativo.
¿Quieres saber en qué consisten exactamente los terrores nocturnos de los niños?
Estos terrores noctunos son un trastorno del sueño que pueden sufrir algunos niños de entre 3 y 12 años, aunque también se han visto casos muy aislados en bebés. Se trata de un problema que normalmente desaparece solo con el paso del tiempo (lo habitual, incluso en casos muy recurrentes, es que terminen en la adolescencia).
Los terrores nocturnos suelen tener lugar unas dos o tres horas después de que el niño se duerma, cuando se hace la transición de la fase de sueño no REM a la fase de sueño REM. Se cree que debido a la inmadurez de su sistema nervioso central, esa transición, que normalmente es suave, puede producir una hiperactivación en algunos niños, especialmente en aquellos con antecedentes de sonambulismo o terrores nocturnos en la familia.
Cuando tus niños sufren terrores nocturnos continúan dormidos, y esa es la principal diferencia entre terrores nocturnos y pesadillas. Durante una pesadilla, tus niños se despiertan y precisan ser consolados para quedarse tranquilos. Sin embargo, cuando sufre terrores nocturnos el niño, aunque tenga ojos abiertos y se mueva, continúa dormido, y por mucho que a ti te impacte, él nisiquiera lo recordará a la mañana siguiente.
Además, cuando los niños con terrrores nocturnos no deben ser despertados, pues eso les desorientaría y causaría más confusión. ¿Cómo debemos reaccionar entonces? Simplemente hay que esperar a que estos terrores nocturnos se pasen, evitando que el niño se golpee con algo al agitarse. Para prevenir terrores nocturnos en los niños conviene seguir horarios rutinarios para irse a la cama, y asegurarse de que los niños duermen lo suficiente y no están sometidos a estrés. Aún así, en la mayoría de las ocasiones los terrores nocturnos no pueden evitarse.
¿Sufren tus niños terrores nocturnos? ¿Cómo reaccionas tú?
Foto vía: Cavale