Romper aguas es uno de los más claros síntomas de que se acerca el parto, y por eso a muchas mujeres les pone nerviosas pensar en ello: ¿y si no me doy cuenta en el momento de romper aguas? ¿Y si me pongo a romper aguas en el momento más inoportuno?
Lo primero es saber en qué consiste romper aguas y lo segundo que no suele ser tan escandaloso como nos lo pintan en las películas.
¿Quieres saber un poco más sobre romper aguas?
¿Qué es exactamente romper aguas? Es la rotura del saco amniótico que envolvía al bebé. Esto ocurre porque el bebé ha comenzado a descender hacia el canal del parto, comprimiendo y rompiendo el saco amniótico, que sale en forma de un líquido templado (y normalmente incoloro) a través de la vagina. Se puede perder todo el líquido de golpe o de manera gradual, pero en todo caso es difícil que te pase inadvertido. Pero como decíamos, tampoco va a aparecer un charco a tus pies.
Lo más importante, al romper aguas, es observar el color del líquido expulsado. Si el tono es rosado o transparente no hay por qué preocuparse. Puedes ducharte y acudir a tu médico tranquilamente. También pueden aparecer estrías de sangre si expulsas el tapón mucoso. Pero si el líquido tiene un tono verdoso, negruzco o con abundante sangre debes acudir al hospital de inmediato, pues puede haber sufrimiento fetal.
Tras romper aguas es conveniente ir al médico para que compruebe que todo va bien y vea si ya ha comenzado la dilatación del cuello uterino. ¡Y es que tras romper aguas lo habitual es que el parto comience en menos de 24 horas!
¿Recuerdas cómo fue tu experiencia de romper aguas?
Foto vía: Chupy