Los niños con rabietas son capaces de desestabilizar hasta al padre más apacible, y es que somos muchos los que nos vemos desbordados por esos berrinches acompañados de pataleo, lloros o gritos, que se producen generalmente cuando el pequeño no puede hacer lo que quiere.
Se trata de un fenómeno habitual sobre los 2 años de edad, y es una fase temporal. El niño aún no tiene madurez para saber cómo gestionar su enfado, y al mismo tiempo quiere expresar su individualidad dejando claro lo que quiere y lo que no.
Pero que sea normal no quiere decir que no podamos hacer nada, o que debamos quedarnos impasibles viendo como nuestro niño se desgañita. ¿Quieres algunos truquillos sobre cómo hacer frente a las rabietas en niños y bebés?
Como ya hemos visto, las rabietas forman parte de una etapa de la evolución del niño, y muestran que su personalidad se está formando correctamente.
Eso sí, hay señales de alarma que nos pueden indicar que esa rabieta no es normal, y que conviene consultar con un médico. Por ejemplo, si son muy frecuentes (más de 5 al día), si durante los berrinches se hace daño o hace daño a otros, y en niños mayores (de más de 6 años).
Para que tu hijo aprenda a controlar su enfado, es importante que vea que tú también consigues hacerlo. Es muy difícil acabar con los berrinches de un niño a través de los gritos o incluso pegándole. Aunque a veces resulta prácticamente imposible, es fundamental tratar de mantener la calma y buscar una actitud positiva.
Eso no quiere decir dejar salirse al niño con la suya, simplemente apoyar al niño en su frustración y respetar su enfado, ayudándole a darle una salida menos explosiva.
Elogia a tu hijo cuando consiga dominarse y cuando exprese su enfado con palabras. Además, si sospechas que el problema es que tu hijo está cansado o tiene hambre, soluciona esos problemas antes de tratar de poner fin a la rabieta en sí.
Si la rabieta está motivada por el deseo de llamar la atención del pequeño para conseguir algo que no puede ser (quiere que le compres un juguete, quiere salir contigo a la calle cuando tienes que hacer algo, o está empeñado en subirse a lo alto de una escalera de la que se puede caer…) lo más efectivo es ignorar la rabieta, diciéndole simplemente que ves que está enfadado, y que le darás un tiempo para que se le pase, dejándole claro también que si le apetece hablar, estarás ahí para escucharlo.
A veces la rabieta se puede prevenir avisando con anticipación al niño de lo que va a pasar (que tiene que dejar de jugar, que tiene que irse a la cama…)..
Por otro lado, si la rabieta del niño es muy perturbadora, no conviene ignorarla. Puedes llevar al niño a su cuarto algunos minutos hasta que se tranquilice. Cuando el niño puede hacerse daño, quiere morder o quiere tirar o romper alguna cosa, conviene sujetarlo hasta que se le pase.
Si la rabieta tiene lugar en un sitio público donde puede molestar a los demás (una cafetería, por ejemplo), saca al niño y llévalo a algún otro sitio. Tratar de ignorarlo en esas ocasiones te exaperará a ti y a todos los presentes.
¿Qué trucos tienes para gestionar las rabietas de tu niño?