Durante la lactancia, las grietas en los pezones son un problema bastante habitual, pero que convierte el hecho de amamantar en algo muy incómodo y puede echar a muchas mujeres para atrás, lo que sería una lástima.
Sentir ciertas molestias los primeros días que se da el pecho es completamente normal, pero de ahí a tener grietas va un trecho. Estas se suelen producir como consecuencia de una mala postura del bebé al amamantar, por lo que la primera medida a tomar, tanto para prevenir como para curar, es enseñar al bebé a agarrarse correctamente.
De todas maneras, en cuanto aparecen, conviene acudir al médico, ya que las grietas pueden aparecer por otras razones, como por ejemplo hongos.
¿Quieres saber qué cosas puedes hacer para evitar las grietas o paliarlas una vez que aparecen?
Cómo prevenir las grietas
- El bebé debe coger el pecho adecuadamente, esto es, abarcando con la boca toda la zona de la areola, de forma que el pezón quede centrado en su boca.
- Limpia y seca el pezón cada vez que des leche.
- Lava los pezones con agua, pero sin jabón.
- Mantén los pezones siempre limpios y secos.
Cómo tratar las grietas
- Aplica sobre la zona compresas de agua tibia o infusiones.
- Es bueno exponer los pezones al aire de forma regular. Y lo más sorprendente…¡también al sol! Conviene tomar sol directamente en los pezones, unos 15 minutos diarios, aunque en invierno no siempre es posible, y en verano…¡evita las horas centrales del día!
- Pon una gota de leche en cada pezón y seca apantallando. La leche materna tiene propiedades cicatrizantes y antibacterianas.
- Usa crema de caléndula, ayuda a hidratar la piel y a cicatrizar las grietas. Eso sí, antes de usarla conviene consultar al médico.