La depresión posparto es una depresión intensa que sufre una mujer tras dar a luz. No la debemos confundir con la depresión puerperal, que es esa melancolía habitual las semanas posteriores al parto, que no precisa tratamiento y que no dura demasiado.
Los síntomas de esa depresión puerperal son la ansiedad, la irritación y el llanto. Es importante saber en qué momento esos síntomas son demasiado graves para tratarse de una simple depresión puerperal, pues la depresión posparto tiene mejor pronóstico si se empieza a tratar pronto.
¿Cuales son esos síntomas de los que nos debemos preocupar?
La depresión posparto afecta a una de cada diez mujeres, suele comenzar durante las 4 semanas posteriores al parto y precisa atención médica para tratarla.
La depresión posparto cursa síntomas semejantes a los de cualquier depresión, y aunque muchos son los mismos de la tristeza puerperal de la que hablamos antes, un signo de su gravedad es que aparecen de manera recurrente a lo largo del día y que no desaparecen a las pocas semanas.
Esos síntomas son:
- Agitación e irratibilidad
- Disminución del apetito
- Dificultad de concentración
- Sentimiento de inutilidad o culpa
- Retraimiento
- Dificultad para dormir
- Cansancio constante
- Pérdida de interés por el sexo
- Crisis de ansiedad
- Sentimientos negativos hacia el bebé
- Pensamientos acerca de la muerte o el suicidio
En caso de que aparezca cualquiera de esos síntomas y se prolongue en el tiempo, debes acudir al médico cuanto antes. Con el adecuado tratamiento el pronóstico de la enfermedad es muy favorable, pero si permanece sin tratar puede ir a peor, haciéndote infeliz y poniéndote incluso en riesgo de hacerte daño a ti misma o al bebé. ¡No dudes en pedir ayuda!