No conviene que los niños tomen más de dos o tres helados a la semana. Es cierto que algunos llevan leche pero también muchas grasas y azúcares. Teniendo en cuenta que los niños ya toman bollería y golosinas, no conviene tampoco abusar de los helados. Desde el punto de vista nutricional un helado no equivale a un yogur, ni a un postre lácteo, ni a la fruta. Con la excusa del calor, no puede convertirse el helado en un postre o merienda cotidiana.
Por norma general, a partir de los 8 meses (siguiendo la recomendación del pediatra) puedes darle helados. Antes de los 8 meses está desaconsejado ya que pueden contener huevo, gluten o cualquiier otra sustancia que todavía no ha probado y no sabemos s va a sentarle bien. Cuando haga calor lo más sensato es mejor ofrecerle agua.