Ya hemos hablado alguna vez de que tener mascotas en casa desde los primeros años de vida hace menos probable que los bebés sanos desarrollen alergias a dichos animales con el paso del tiempo.
¿Pero qué ocurre con los niños con alto riesgo de padecer alergias -aquellos cuyos progenitores también las padecen-? Vivir con perros reduce las probabilidades de que sufran eccemas en la piel como consecuencia de la alergia, mientras que convivir con un gato las aumenta.
Un estudio reciente analizó los casos de 365 niños entre 0 y 4 años, con alto riesgo de padecer alergias. El objetivo era, entre otros, valorar en qué medida influía el haber tenido animal de compañia en el desarrollo de uno de los síntomas típicos de las alergias: los eccemas.
Lo que más les llamó la atención a los investigadores fue que, de entre los niños que habían dado positivo en las pruebas de alergia a los perros, los que habían convivido con ellos de pequeños presentaban eccemas cuatro veces menos que aquellos que no habían tenido perro en casa. Pero hay que tener en cuenta que el riesgo de eccema se reduce únicamente cuando los pequeños no han desarrollado la alergia, cuando ya lo han hecho, comenzar a vivir con un perro podría empeorar los síntomas, llegando a causar asma.
En cuanto a los gatos, no se ha encontrado ese factor protector, sino que los niños que habían tenido gato y más tarde desarrollaban alergia, tenían 13 veces más probabilidades de tener eccemas.
No olvides que estos datos solo hacen referencia a niños alérgicos a los animales, y que en el caso de bebés sin este problema se les puede exponer a las mascotas de casa sin ningún tipo de perjuicio para su salud.
Vía: El Mundo