Con la llegada del otoño y el comienzo de las clases, muchos padres consideran que las vitaminas pueden ser una buena idea para evitar que sus pequeños se resientan del bajón otoñal y conseguir una mejor atención en clase los primeros días.
Se sigue así la misma tendencia que con los adultos, con el agravante de que los niños no tienen la capacidad de decidir que es lo que toman o lo que no. Muchos padres acuden al pediatra exigiéndole unas vitaminas para el niño, que está cansado. Pero tenlo claro, si el médico no te sugiere lo de los suplementos vitamínicos, es porque tu hijo no los necesita.
Las vitaminas son esenciales para el buen funcionamiento de cualquier organismo, pero con una correcta alimentación cualquier persona recibe todas las vitaminas que necesita. Es preciso hacer una dieta variada que contenga muchos alimentos frescos, lácteos, frutas y verduras, legumbres y también carne y pescado. Si tu hijo no sigue una dieta equilibrada, la solución no es darle vitaminas, sino alimentarlo mejor.
Otra cuestión son los niños con problemas intestinales que imposibilitan una buena absorción de las vitaminas. En este caso los suplementos son necesarios, pero será el médico quien se los recete. Asimismo, en algunos casos, es necesario prescribir vitamina D durante los primeros meses, y vitamina B12 en el caso de las madres vegetarianas, que no la producen en su leche.
La deficiencia de vitaminas causa problemas y enfermedades prácticamente inexistente en los países desarrollados. Sin embargo, algo que se suele olvidar es que el exceso de vitaminas también produce otras enfermedades. Antes de la moda de los suplementos, la toxicidad por exceso de vitaminas no se daba, ya que a través de la alimentación es muy complicado llegar a esos niveles. Sin embargo, con una mala dosificación de las vitaminas es algo mucho más probable, y especialmente hay que tener en cuenta que las necesidades de los pequeños son diferentes, ya que necesitan dosis mucho menores.
Se tiende a pensar que las vitaminas sirven para abrir el apetito, ayudar a dormir mejor o mejorar las defensas, pero un niño sano NO las necesita -y si tiene problemas de apetito, de insomnio o de debilidad, es por otra causa-. Aunque la mayoría de las vitaminas son seguras, algunas producen efectos secundarios e interacciones con otros fármacos, y todas son peligrosas en caso de una incorrecta administración. Nunca deberías darle vitaminas a tu hijo sin preguntar antes al pediatra, porque como todo producto químico, tiene sus riesgos.
¿Qué opinas de los suplementos vitamínicos? ¿Crees que son útiles para los más pequeños?
Vía: El Mundo