5 errores que debes evitar en la alimentación de tus hijos

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La obesidad infantil es un problema cada vez más grave en España, y entre niños obesos y con sobrepeso alcanzan a casi un 30% de la población infantil total.

Frente a creencias antiguas que equiparaban al niño gordito con un niño «sanote», hoy se sabe que el sobrepeso en los primeros años tiene consecuencias graves para la salud de los más pequeños, y se están viendo problemas cardiovasculares y de diabetes tipo 2 a edades cada vez más tempranas.

Muchas veces, ese sobrepeso viene determinado por relaciones poco equilibradas con la alimentación, en la que la familia muestra una preocupación excesiva por la línea, o, por el contrario, no saben controlarse ellos mismos (por supuesto también hay casos en que no tiene nada que ver con los comportamientos dietéticos familiares).

¿Quieres saber cuáles son los errores más comunes que cometemos con la alimentación de los más pequeños?

1. Demasiada cantidad

Algunos padres dan a sus hijos cantidades exageradas de alimentos que sobrepasan lo que ellos pueden quemar. En seguida tratan de equiparar el ritmo y la cantidad de comida con la de los más mayores. No debemos olvidar que el niño debe hacer cinco comidas al día, y que en ellas las cantidades deben ser las justas. Un niño de menos de 10 años no puede tomar una ración de carne de más de 100 g, ni debe exigirsele que coma cuando dice que no puede más (a menos que sepas que es por capricho, si por ejemplo, está dispuesto a zamparse el postre).

¿La consecuencia? El niño no es capaz de regular las señales internas de hambre y saciedad. Si lo exponemos a comidas copiosas, no desarrolla una respuesta natural de rechazo del alimento ante la señal de saciedad.

2. Comida como premio y/o castigo

No es adecuado recompensar a un niño con comida poco sana (pero deliciosa) por haberse portado bien. No pasa nada por tomar de vez en cuando una chocolatina o unas patatillas, pero no debe verse como un premio, ya que el niño acabará asociando ciertas comidas a ciertos estados emocionales. Así, en situaciones de malestar, necesitará recurrir a este tipo de productos para sentirse mejor, creando una dependencia emocional de la comida que hará que no sea capaz de mantener el control.

3. Obsesión por el peso

Hay padres que están obsesionados con la línea (propia y de los demás) y que la única razón por la que quieren que sus hijos coman sano es para que no engorden.  Ser excesivamente estricto con la alimentación, ridiculizar el aspecto físico del niño -incluso cuando es pequeño- o prohibir ciertos alimentos, tiene un efecto contrario al que se trata de provocar.

La relación con la alimentación debe ser sana, no obsesiva, y estos niños desarrollan una rebeldía hacia las pautas alimentarias de casa que se manifiesta con la adicción a la comida basura. Además, prohibir alimentos hace que aparezcan en la mente del niño como mucho más atractivos de lo que le parecerían si pudiera comerlos de vez en cuando.

4. Bollería industrial y snack salados.

El ritmo de vida más apresurado hace que en general, se coma peor, pero en el caso de desayunos y meriendas esto es todavía más acusado. Cada vez es más habitual desayunar con alimentos demasiado energéticos como magdalenas o croissants, que están bien para un día pero no para todos. También es habitual introducir productos de bollería industrial, al igual que en la merienda, donde además se suman patatillas, gusanitos o gominolas. No lo olvides, la merienda perfecta es la que tomabas tú de pequeñ@: yogur, fruta y bocata.

Los malos hábitos alimentarios se cosechan en la niñez, y provocan un aumento progresivo de peso.

5. Padres sedentarios

Los niños aprenden de lo que ven, y no es conveniente que les trasmitas que el ejercicio físico es una cosa aburrídisima que no sirve más que para cansarse. Los niños pasan cada vez más tiempo de ocio en actividades sendentarias: asegúrate de que esto cambie. Apúntale a alguna actividad extraescolar deportiva y aprovecha los fines de semanas para ir a patinar, hacer caminatas por el monte o jugar un partido de fútbol en familia.

¿Has cometido alguno de estos errores?¿Se te ocurren otros ejemplos?

Vía: Consumer