La estimulación multisensorial es fundamental para desarrollar la inteligencia de los niños durante los primeros años. Por supuesto, el objetivo no es conseguir super-bebés, pero sí aportar nuestro granito de arena como padres para que los pequeños puedan hacer crecer todas sus capacidades.
Llevar a tu hijo a la piscina desde pequeño es una manera óptima de hacerlo, ya que el agua le permite ensayar sus posibilidades de movimiento y de aprendizaje.
Cuando un niño es pequeño va de la cuna a la trona, de la trona al cochecito y poco más. Es cierto que lo colocas en el suelo, sobre su mantita de juegos, pero por si mismo todavía no puede llegar muy lejos.
En el agua, va a experimentar el movimiento, lo que le permitirá posteriormente clasificarlo. El bebé se mueve hacia delante, hacia atrás, hacia arriba, hacia abajo, y eso es nuevo para él. Así, construirá su realidad en función de su sensación de movilidad, y el tiempo y el espacio adquirirán otro significado.
Es una experiencia vital en la que el agua rodea todo su cuerpo. Eso le facilitará a medida que crezca el proceso de aprendizaje de los conceptos espaciales, además de las muchas ventajas que aporta la natación a los más pequeños. Como por ejemplo, las siguientes:
- Mejora la coordinación y el equilibrio
- Mejora la resistencia y la fuerza
- Amplía la capacidad de su sistema respiratorio
- Incremente el sentimiento de independencia y auto-confianza
- Es una medida de seguridad
- Consolida los vínculos de afecto con sus familiares
¿Has llevado a nadar a tu hijo desde pequeñito?