Hay bebés extrovertidos y abiertos que pueden estar con todo el mundo, y otros que parecen tímidos y reservadosm incluso dentro de casa. Sin embargo, alrededor del año, su comportamiento refleja nuestras enseñanzas. Creemos que sólo las madres «sabemos» qué hacer si el bebé llora, si tiene hambre o si tiene sueño. Y también pensamos que somos las únicas que sabemos cogerle correctamente, cambiarle en el momento adecuado, la temperatura aque debe tener la leche, o si la luz le molesta. En definitiva nos tomamos el rol de «mamás» de masiado a pecho.
Pensamos que el bebé es sólo nuestro, que los demás no saben cómo hacer las cosas y el bebé crece pensando que el mundo es seguro únicamente cuando está mamá, invadiendo su necesidad de independencia y de conocimiento del pequeño.
El padre debe coger al bebé en brazos, cuidarle, consolarle, jugar y reír con él, llevarle de paseo, bañarlo, etc. Igual que lo hace con la mamá.
Los hermanitos, los abuelos, el canguro y demás personas cercanas al bebé desempeñan también un papel importante. Mientras el peque está con otras personas adquiere otras experiencias, la mamá debe mostrarse tranquila y satisfecha, y nunca tensa y preocupada. De lo contrario, el bebé podría pensar que se encuentra en una situación peligrosa y su inseguridad aumentaría.
Asimismo, los pediatras recomiendan a las mamás inexpertas, y con miedo a equivocarse, que no protejan a sus hijos en exceso manteniéndolos en una «urna de cristal«.