Después de bañar bien al bebé, llega el momento de sacarlo del agua. Antes de hacerlo, aclárate bien las manos para sujetarlo bien y que no resbale. Cuando esté fuera del agua, lo que debemos hacer es evitar ante todo, que coja frío.
Para que no se enfríe, envuélvelo rápidamente con una toalla y sécale la cabeza, dándole toquecillos delicados con una toalla de tacto suave (mejor de algodón).
No olvides secarle la parte de atrás de las orejas, y los pliegues del cuello.
Después haz lo mismo con las extremidades, nalgas y axilas.