En las primeras semanas de vida el ritmo de alimentación y sueño del bebé no diferencia entre el día y la noche, pero, poco a poco, el niño empezará a espaciar las tomas y a dormir varias horas de un tirón entre dos de ellas. Para conseguir que el sueño más largo, tenga lugar durante la noche es fundamental enseñarle a distinguir el día y la noche desde que nace, un paso importante para que aprenda a dormir.
En las horas diurnas hay luz y ruidos, se pasea, se juega, mientras que por la noche su habitación está a oscuras y en silencio.
Cuando el bebé llora o reclama el pecho a la madrugada, hay que atenderle, con una luz tenue, pero no distraerle ni ponerse a jugar con él.