Conocí a esta muñequita de ojos saltones hace tiempo, pero la verdad es que no había tenído la curiosidad suficiente como para investigar sobre su vida hasta ahora y la verdad es que creo que me arrepiento de haberlo hecho porque su atractivo es tal que entiendo a los millones de fans que Blythe tiene a lo largo y ancho del mundo y me debato en si convertirme o no e suno más…
Y es que ésta no es el típico juguete que comprarías para tus hijos…sino para ti!
La Blythe original nació en 1972, pero sus ojazos, que hoy por hoy son su marca diferenciadora y causante en gran parte de su enorme atractivo, fueron entonces los causantes de su desaparición un año más tarde. Y es que las niñas estadounidenses se asustaban con sus enorme cabeza y gigantescos ojos, y preferían a la todopoderosa Barbie,un tanto más proporcionada (según como se mire…).
Pero la productora Gina Garan resucitó a esta pequeña joya. Un amigo suyo regaló una Blythe original de 1972 a Garan en un momento en que esta estaba obsesionada con mejorar sus habilidades fotográficas, era el año 1997, y la muñeca fue su modelo más leal.
En 1999 Gina se reunía con la japonesa Junko Wong, responsable de CWC, y conseguía un objetivo inesperado; que las Blythe llamaran la atención de los ejecutivos de Parco, un popular centro comercial japonés.
Poco más que decir sobre la expansión de esta nueva moda social y urbana, porque claro está que cuando los responsables nipones de marketing quieren que algo funcione y es algo tan friki como una muñeca totalmente modificable, el proyecto funciona.
Y así es como las Blythes han llegado al mundo entero, con una genial estrategia publicitaria en América y Oriente y una expansión que las hace empezar a introducirse en Europa, recorriendose el mundo gracias a sus millones de fans. Por cierto, para quien lo dude, la imagen inferior son modelos de pendientes para la muñeca diseñados en exclusiva por la marca Miz…así como lo lees!
Y es que estas muñecas son consideradas por muchos como una herramienta artística, ya que pueden modificarse sus rasgos con maquillaje gracias a su textura, no plástica como la de otras muñecas.
En 1972 la «pullstring», una cuerda-tirador que se situaba en la parte posterior de la cabeza de la muñeca, servía para cambiar el color de ojos de las Blythes, pero ahora ya usan lentillas combinables de cualquier color imaginable.
Y por supuesto todo tipo de complemento; gafas, calzado, bolsos, pelucas, pinzas del pelo, prendas de ropa de todos los estilos e incluso disfraces, por supuesto. Las más osadas no dudan en personalizar a su Blythe con diseños creados por ellas mismas para una exclusividad total, pero las posibilidades son tantas que muy dificilmente una Blythe es igual a otra.
Por supuesto este fenómeno ha alcanzado cifras estelares como para la creación de grupos y clubs de fans en las redes sociales más importantes y en Flickr, Blythes tiene fans que la han fotografíado, como Gina hizo primero, a lo largo del mundo.
Pero la Blythe no es ningún juguete, aunque pueda parecerlo, y entre las razones más importantes que tengo para reforzar ésta afirmación está el hecho de que un modelo básico de esta pequeña muñeca cuesta la friolera de 105 euros. Y después customizarla y personalizarla a tu gusto hace que el precio ascienda como la espuma; unas gafas 16 euros, botas, 20 euros, peluca, 25 euros, lentillas 5 euros el par y del precio de los trajecitos mejor ni hablar. Vamos, casi como tener un hijo…
Enlaces: Flickr, Wikipedia, This is Blythe