Se denomina así a la incisión que realiza el obstetra sobre la parte inferior de la vulva para permitir un agrandamiento del canal blando del parto y permitir la salida del bebé.
Anteriormente se realizaba de rutina en todas las primerizas, y se hacía en forma precoz, o sea que se realizaba antes de que la cabeza distendiera la vulva (coronación). Esto ocasionaba que la cantidad de músculos que se cortaban fuera mayor y por lo tanto el dolor post-parto y la cicatriz también lo eran.
Actualmente se practica el criterio de episiotomía selectiva. Esto significa que se espera hasta que la cabeza fetal corone al máximo y sólo se realiza la episiotomía cuando es inminente la producción de un desgarro.
De este modo se ha logrado que un 30% de pacientes primerizas puedan hacer un parto sin episiotomía ni desgarros y que las que sí la precisaron tuvieran una incisión menor y por lo tanto un post-parto menos doloroso.