La Navidad son no debe convertirse en la excusa para dejar de lado los hábitos alimentarios saludables puesto que los niños corren el riesgo de intoxicación, por comer en exceso o por combinar alimentos de todo tipo.
Es normal que en Navidad los niños quieran comer de todo, pero su organismo se puede resentir. Lo ideal es buscar el equlibrio en su dieta, aquí tienes una seie de recomendaciones
- Frutas. Cinco porciones de frutas al día como alternativa de postres (pinchos de uvas o fresas con queso), según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
- Proteínas. Igualmente, fuentes de proteína como lácteos y sus derivados, huevos bien cocidos, carnes magras y frescas, pollo sin piel y pescado, preferiblemente de mar.
- No embutidos. Hay que tener cuidado con embutidos mal conservados, salsas ricas en grasa y azúcares mal preservados, alimentos recalentados, productos vencidos, comida de mar y frutas y verduras que no se mantienen en condiciones óptimas.
- La comida y la bebida no deben ser el centro de las fiestas. Lo importante es compartir con los seres queridos las tradiciones navideñas.
- Es indispensable tratar de compensar el exceso de calorías ingeridas en las fiestas con alguna actividad física de grupo (baloncesto, fútbol, voleibol), una caminata, nadar o bailar en las celebraciones.
- Es recomendable que los niños no vayan con el estómago vacío a una comida o cena, pues así les será más difícil controlar el tipo y la cantidad de alimentos que ingieren.
- El consumo de agua y líquidos bajos en calorías (lácteos descremados, sopas de verduras, jugos naturales…) es esencial. Ayuda a tener saciedad, a estar hidratado y a regular el tránsito intestinal, el cual puede estar alterado debido al cambio de hábitos alimenticios y el consumo excesivo de grasa.