Los expertos consideran que la leche materna es el mejor alimento para los bebés recién nacidos. Además de aportarle todos los nutrientes necesarios para su crecimiento, la lactancia materna favorece el contacto físico y la creación del vínculo de apego entre madre e hijo, fundamentales para su desarrollo físico y psicológico.
Sin embargo, no siempre es posible y se debe recurrir a la lactancia artificial.
Esta forma de alimentación presenta también algunas ventajas frente a la lactancia materna, como una mayor libertad para la madre o la posibilidad de que otros miembros de la familia alimenten al bebé. Además, hoy en día las leches de fórmula son de muy buena calidad, aunque todavía no imitan totalmente la leche materna.
Lo más importante es satisfacer las necesidades físicas y afectivas del bebé.
La elección de la forma de alimentación del niño depende de los padres, que decidirán qué es lo más oportuno.