Un estudio realizado sobre ratones ha demostrado vínculos entre la alimentación ingerida antes del embarazo y el sexo del bebé. La clave, tal como ha publicado New Scientist, está en el azúcar: a más azúcar en sangre más ratones macho.
Así, se ha estudiado la evolución de dos grupos de ratones: a uno se le administraba sustancias para reducir su nivel de azúcar, mientras que el grupo de control se le mantenía con una alimentación normal. El procentaje de machos nacidos en el primer grupo fue del 41%, mientras que en el grupo de control fue del 53%.
Elissa Cameron, de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica), es la responsable de este estudio orientado a averiguar cómo puede influir la alimentación en la asignación sexual de la descendencia.
Los expertos trabajan sobre la posibilidad de que se trate de una estrategia evolutiva. En épocas de mala alimentación descendería el nivel de azúcar y es más fácil que nazcan hembras que perpetúen la especie, aunque nazcan débiles. Un macho endeble lo tendría mucho más complicado para reproducirse.