En este post vamos a resolver todas tus dudas sobre cuáles son las ventajas y desventajas de sufrir un parto por cesárea programada o en su defecto, llevarlo a cabo de manera natural.Cuando llega el momento de ser padres, muchas de las cuestiones que nos planteamos sobre la llegada de nuestros bebés es cómo será el parto, si debemos o no optar por la lactancia materna, etc. En definitiva, un gran número de preguntas para las que en ocasiones no disponemos de respuesta y que en esta entrada vamos a concretar.
El parto natural se caracteriza por experimentar el dolor que genera este momento durante el tiempo que dura el nacimiento de nuestro bebé, por el contrario, en caso de cesárea, las mayores molestias las tendremos una vez ya ha nacido la criatura.
Otra diferencia existente es que las mujeres se recuperan de una manera más veloz ante un parto natural, mientras que en caso de cesárea, esa recuperación se alarga más en el tiempo. En caso de sufrir una cesárea, deberemos esperar al menos un año antes de plantearnos tener más descendencia, mientras que ante un parto natural, esa espera no resulta necesaria.
Lo bueno de dar a luz a través de una cesárea programada es que tenemos claro cuál será el momento de nacimiento de nuestro hijo, sin tener que mantener la incertidumbre de no saber en qué instante empezaremos a sentir las primeras contracciones. En este caso, no sufriremos las molestias ocasionadas por los dolores que generan las contracciones.
Los riesgos para el bebé se ven considerablemente reducidos y dado que el canal vaginal no se ve afectado, no existen tantas posibilidades de sufrir episodios de incontinencia. Bien es cierto que la cesárea no deja de ser una intervención quirúrgica, con los posibles riesgos que esto puede llegar a ocasionar, ya sea en la misma operación o en el postoperatorio.
Debemos tener en cuenta que si hemos sufrido una cesárea, el hecho de tener a posteriori un parto natural puede desembocar en el riesgo de sufrir una ruptura uterina. Además, no se recomienda tener más de 3 cesáreas en la vida. Cualquiera de las opciones es respetable, y aunque lo natural es tener un parto vaginal, no podemos olvidar que existen casos donde esta práctica es imposible o demasiado arriesgada, ya sea para la vida de la madre o del bebé.
Las situaciones en las que es más habitual practicar una cesárea es ante una mala posición del niño, que la cabeza del bebé muestre un tamaño demasiado grande como para salir de manera natural a través del canal del parto, cuando la madre tiene una edad algo avanzada, si existe placenta previa que está obstaculizando la salida…
En definitiva, y aunque no es recomendable abusar de las cesáreas, existen casos en los que es necesario llevarlas a la práctica. Y no podemos olvidar que cada alternativa presenta sus pros y sus contras, aunque en definitiva, sea como sea el modo del parto, lo más importante es que la salud de la madre y el bebé sea óptima tras el alumbramiento.