El test o prueba de embarazo, si bien admite su ejecución al día siguiente de la falta, por máxima seguridad debe posponerse al tercero. En el caso de mujeres que manifiestan irregularidades en el ciclo, no es aconsejable hasta transcurrida al menos una semana desde la fecha prevista para la regla. La negatividad no garantiza ausencia de embarazo (falso negativo), pues una premura en su realización revelará niveles hormonales todavía bajo el límite de detección.
En lo que a este respecta, el mercado ofrece kits de diferente sensibilidad, si bien la mayoría están programados para detectar 25 miliunidades internacionales de HCG por mililitro de orina. Algunas presentaciones incluyen dos kits con el objetivo de repetirlo tras 3-5 días, puesto que, estadísticamente, un 10% de las concepciones no continúan con una gestación, lo que conlleva forzosamente la aparición de falsos positivos. Otra situación particular es la realización de la prueba poco después de un aborto, pues los niveles hormonales se mantienen varias semanas por encima del umbral. Esta circunstancia acarrea asimismo falsos positivos, como los denominados embarazos ectópicos y embarazos sin embrión, e incluso la presencia de tumores ováricos.
La interrupción del ritmo natural de las menstruaciones representa el indicador más elemental de que haya podido iniciarse un embarazo, asociado a clásicos signos fisiológicos manifestados por la mayoría de las mujeres. Ante tal incógnita, la vía más inmediata y asequible para confirmar ese embarazo es realizar una prueba de orina, método casero adquirible sin receta médica en las farmacias y a través de Internet. En la actualidad, superada la primera falta menstrual, el test casero rivaliza en fiabilidad con el análisis de sangre, prueba cuya ejecución debe ordenar un ginecólogo. Este último proporciona un resultado certero ya antes de la primera falta, puesto que la concentración urinaria de hormona del embarazo (HCG) en los compases iniciales de la gestación es menor que la sanguínea, siendo ya detectada esta sustancia en sangre quince días tras la concepción.
El test casero de embarazo revela los niveles en orina de HCG producida por las células placentarias, valiéndose de un material que reacciona químicamente con aquella. Su realización comporta una serie de previsiones con las que minimizar el riesgo de resultados falsamente negativos. Entre otras cuestiones, utilizar la primera orina matutina, notablemente más concentrada en HCG; para optimizar esta circunstancia, es esencial no beber agua durante la noche, por el efecto dilución que produce la abundancia de líquido ingerido.