Los primeros minutos de vida del pequeño son los momentos de mayor incertidumbre, ya que se desconoce su estado de salud inicial. Una vez que el pequeño ha sido limpiado y se han llevado a cabo las maniobras respiratorias necesarias, se le realiza el test de Apgar.
Es la primera prueba clínica que pasará tu bebé, que se realiza entre el primer y quinto minuto de vida y que tiene como objetivo evaluar su estado de salud.
El test de Apgar mide cinco parámetros. El primero son los reflejos, esto es los movimientos motrices característicos en los recién nacidos como succionar, agarrar o reflejo de Babinski (el bebé abre los pies en forma de abanico cuando se le acaricia la planta del pie).
Lo segundo que se evalúa es el tono muscular, es decir el estado de contracción de los músculos en reposo. En tercer lugar se examina si la respiración es correcta y llora con intensidad. En cuarto lugar se mira el tono de la piel para ver si los niveles de oxigenación de la misma son correctos. Cuando no lo son esta presenta un tono azulado; en el caso contrario es rosado.
En último lugar, se mide la frecuencia cardíaca, que debe ser igual o superior a los 100 latidos por minuto. Cada uno de estos parámetros son evaluados con una puntuación del 0 al 2. Un resultado final entre 8 y 9 es indicativo de que el bebé goza de buena salud, si es inferior el pequeño necesita atención médica y son raros los casos en los que se alcanza el máximo de 10, ya que muchos pequeños presentan los pies azulados.
Por tanto, el examen de Apgar es un prueba clínica de gran importancia, por cuanto ayuda a los médicos a determinar el nivel de ayuda que el recién nacido necesita para estabilizarse, evitando así numerosas complicaciones posteriores.