Durante el embarazo nuestro cuerpo se encuentra sometido a multitud de cambios, especialmente en las semanas previas al parto. El tapón mucoso es una de las peculiaridades que nos puede ayudar a prever el momento de dar a luz.
El tapón mucoso responde fielmente a su nombre. Se trata de una sustancia gelatinosa que tapona el cuello del útero. Su función es la de servir de barrera natural entre el interior del útero, que alberga la bolsa amniótica, y el exterior. Evitando que el bebé entre en contacto con bacterias, gérmenes e infecciones.
El tapón se forma durante la quinta semana de gestación y se desprende unos días antes del parto. Se puede expulsar de una vez, en forma de una sustancia gelatinosa de color marrón o rojo, que puede estar acompañada de sangre, o expulsarlo a lo largo de varios días en forma de flujo vaginal.
Por lo general se desprende como consecuencia de la dilatación del cuello del útero (contracciones de Braxton-Hickes). No obstante, hay mujeres que lo expulsan hasta un mes antes de dar a luz.
El tapón mucoso puede desprenderse y pasar desapercibido entre la abundancia de flujos que se expulsan durante el embarazo. Si se desprende antes del séptimo mes, es aconsejable comentarlo el profesional que esté dirigiendo la gestación. No se trata de una urgencia, pero es aconsejable tomar una serie de precauciones y cuidados.
La expulsión del tapón mucoso marca un tiempo diferente del embarazo. El bebé está listo para salir, el parto puede ser cuestión de semanas, días u horas. Se habrán de evitar los baños, prefiriendo la ducha, y habrá que extremar la precaución de la zona vaginal, dado que existe mayor riesgo de infección para el bebé. También habrá que evitar las relaciones sexuales. No obstante, lo más importante es mantener la calma y disfrutar en la medida de lo posible de la gratificante experiencia de dar a luz a un nuevo ser, una nueva vida.