Unos científicos británicos han desarrollado un nuevo test que permitirá detectar prácticamente cualquier enfermedad de tipo genético en un embrión antes de su implantación.
El test, que costará unos 1.900 euros y estará disponible el próximo año, permitirá a aquellas parejas susceptibles de transmitir a sus hijos determinados defectos genéticos concebir criaturas sanas gracias al tratamiento de fecundación in vitro.
A diferencia de otros ya existentes, el nuevo test es muy rápido, ya que se tarda sólo semanas en obtener un resultado, y tiene una aplicación casi universal. Hasta ahora, tan sólo un 2% de los alrededor de 15.000 trastornos genéticos conocidos pueden identificarse gracias a los tests disponibles.
El desarrollado ahora por el Bridge Centre de Londres permitirá detectar muchas más condiciones genéticas y lo hará con mucha mayor rapidez y eficacia, según los científicos.
El test en cuestión consiste en la creación de embriones mediante fecundación in vitro para extraer luego una célula de cada uno de ellos cuando tienen sólo dos días.
Las células así extraídas se examinan mediante una técnica conocida en inglés como «karyomapping» para desestimar los embriones con defectos genéticos e implantar el sano.
Actualmente es posible identificar unas 350 condiciones genéticas como la fibrosis cística o la enfermedad de Huntington, pero los científicos tienen que identificar primero la mutación genética precisa en una familia y desarrollar un test específico, lo que puede llevar un año y resulta además muy caro.
Una nueva versión del procedimiento de diagnóstico genético previo a la implantación desarrollada en el Guy’s Hospital de Londres puede utilizarse si no se conocen con precisión las mutaciones, pero es un procedimiento que requiere mucho tiempo.
El nuevo test, cuyos resultados se obtienen en cuestión de semanas, permite identificar múltiples variaciones genéticas de modo que los científicos podrían buscar diversas combinaciones que aumentan el riesgo de contraer enfermedades como las de tipo cardiovascular, la diabetes o el cáncer.
Para ello se obtienen muestras de ADN de los padres y de un pariente próximo que sufre la enfermedad en cuestión, información que se compara luego con el ADN de un embrión, que se obtiene mediante una simple biopsia.
De esa forma se determina como se han formado los cromosomas a partir del material genético de los cuatro abuelos de la futura criatura: el mapa así obtenido puede revelar si un embrión ha heredado partes del cromosoma que contiene un gen defectuoso.
«Lo que hacemos básicamente es establecer los árboles genealógicos para definir qué fragmentos de los cromosomas de un individuo proceden de este o aquél abuelo», explica el profesor Handyside.
Además de detectar las mutaciones que causan transtornos graves como la fibrosis cística, la distrofia muscular o la enfermedad de Huntington, el test revela la futura susceptibilidad del embrión a futuras condiciones médicas. Así, por ejemplo, los padres pueden conocer con cierta probabilidad el riesgo de que sus hijos desarrollen un día la enfermedad de Alzheimer o determinado tipo de cáncer.
Otro eventual beneficio del test es que aumenta las probabilidades de quedar embarazadas en casos de infertilidad al seleccionar aquellos embriones con más posibilidades de desarrollarse normalmente.
Teóricamente sería posible utilizar el test para seleccionar un embrión con un determinado color de ojos o buscar los genes que influyen en la talla o el peso de un individuo aunque para ello se necesitarían miles de embriones, algo inviable.
El profesor Alan Handyside, que ha desarrollado el nuevo test, se dispone a solicitar ahora la necesaria licencia a la Autoridad para la Fecundación Humana y la Embriología.