No es sólo que las técnicas de reproducción asistida sean menos eficaces en las mujeres gruesas. Además, un trabajo holandés ha demostrado que el sobrepeso o la obesidad reducen hasta un 43% las posibilidades de concebir un hijo de forma natural.
Se trata del primer estudio realizado con parejas con problemas de fertilidad que no tenían ningún problema aparente para lograr un embarazo, cuyas mujeres ovulaban con normalidad y en las que los hombres tenían un seminograma normal. Las 3.000 díadas participantes llevaban un año o más tratando de concebir cuando fueron reclutadas.
La investigación, cuyos resultados aparecen en el último número de la revista ‘Human Reproduction’, se centró en la relación entre el índice de masa corporal (IMC) -la relación entre la altura y el peso- de ellas y las posibilidades de concebir. Tal y como sospechaban los autores, «la obesidad es un importante factor de riesgo para lograr un embarazo«.
Por cada punto que aumenta el IMC, la probabilidad de concepción se redujo un 5%, aproximadamente. Por cada año que envejece una mujer, se produce una disminución similar, lo que da una idea de las dimensiones del problema.
«El estudio nos muestra que las mujeres obesas con ciclos regulares, al igual que aquellas que no ovulan, tienen menos opciones de concebir. Dada la creciente prevalencia de la obesidad, este es un hallazgo preocupante», señala Jan Willem van der Steeg, autor principal del trabajo.
En mujeres con un IMC de 35 (a partir de 30 se considera obesidad) las probabilidades de lograr un embarazo espontáneo eran un 26% inferiores a las de aquellas con IMC entre 21 y 29. Si este índice alcanzaba los 40, las opciones caían un 43%.
La leptina, una hormona segregada principalmente por los adipocitos, las células grasas, regula la ingesta y gasto de energía, el apetito y el metabolismo. Aunque se trata sólo de una hipótesis, los investigadores creen que esta molécula podría estar relacionada con la infertilidad.
«Es posible que las mujeres obesas tengan alteraciones hormonales que afecten negativamente a las posibilidades de tener una fertilización e implantación correctas«, apunta van der Steeg. Esta hormona, que aumenta a medida que crece la grasa corporal, podría intervenir de algún modo en la producción de esteroides en los ovarios.
A la luz de estos resultados, van der Steeg y su equipo consideran que aquellas mujeres con exceso de peso deberían ser alertadas de los riesgos que comporta, no sólo de los descubiertos en su investigación, que tendrán que ser corroborados por otros estudios, sino del aumento de las complicaciones obstétricas durante el embarazo y el parto que acompaña a las féminas orondas.