Cada vez los niños pasan menos tiempo en contacto con la naturaleza. Ayer pensaba en esto mientras oía en la playa a dos parejas despotricar contra la educación hiperurbana actual. ¡Es que nosequién no ha visto una gallina en su vida! ¡Es que la madre no le deja andar en bicicleta por si se cae!¡Es que se pasa el día jugando al ordenador!
Hay algo en lo que creo que todos estamos de acuerdo: un niño necesita jugar al aire libre. Y sin embargo, aunque todos lo sabemos, la tendencia no se invierte. La falta de tiempo, vivir en un entorno completamente urbano y el miedo a que los niños salgan solos a la calle está convirtiendo a los más pequeños en analfabetos del mundo natural.
Pero es que además, esto tiene graves consecuencias para su salud mental y física. ¿Quieres saber por qué?
El contacto con la naturaleza contribuye al desarrollo personal de los crios y aquí la superprotección juega un papel importante. Un niño necesita pasar frío, calor, sudar, descubrir los insectos… pero no se le deja (tampoco estoy sugiriendo que lo dejes sin jersey a la intemperie en invierno ¿eh? simplemente que no hay que obsesionarse con su bienestar hasta el punto de quitarle experiencias básicas).
E incluso en un medio urbano, jugar al aire libre fomenta la actividad y reduce el nivel de obesidad infantil (algo fundamental hoy en día). Además de que favorece el pensamiento crítico, la capacidad para resolver problemas y el pensamiento crítico.
Está claro que el tráfico es la razón principal por la que los niños de hoy no juegan en la calle, pero siempre es posible encontrar un parque, un patio o una plaza acotada. Por no decir que un niño de 10 años ya tiene madurez para hacerle caso a los semáforos -aunque es otro tema, que también se deriva de la superprotección, me sorprendió ver en un reportaje por la tele cómo muchos padres se negaban a que sus hijos fueran solos al cole hasta alrededor de los 13 años-).
En todo caso, siempre que sea posible, hay que darles la oportunidad de jugar no sólo al aire libre, sino en contacto con la naturaleza, ya que esta es la única vía para que la valoren. Podéis aprovechar los fines de semana para soltar al niño en el campo y dejar que lo descubra por sí mismo: que trepe árboles, que recoja escarabajos e incluso que trague un poco de tierra. La manera de protegerle contra las amenazas del mundo natural, es prepararle para él ;).
Y si además puede ir a una granja mejor que mejor. Saber que la leche no se crea en el supermercado le ayudará a entender mejor el mundo en el que vive.
¿Crees que la tendencia a criar a los niños en espacios interiores irá a más? ¿Cómo promueves las actividades en contacto con la naturaleza?
Vía: El Mundo