Un embarazo molar es el resultado de un óvulo fertilizado anormalmente que produce un crecimiento deforme de la placenta, convierténdose en una masa de quistes. Este embarazo nunca puede llegar a término, ya que el óvulo o no existe, o se desarrolla de manera inadecuada. Lo bueno es que las perspectivas de tener un futuro embarazo normal son altísimas.
Por eso se debe estirpar cuando se tiene conciencia de su existencia y vigilar el útero durante los meses siguientes, ya que el tejido molar puede dar lugar a una masa cancerígena, que tiene un índice de curación altísima. El tratamiento para el cancer cura esta enfermedad casi en un 100%.
Aproximadamente uno de cada 1.500 embarazos es molar. Las mujeres de más de 40 años o que han sufrido dos o más abortos son más propensas a sufrir un embarazo molar.
Este tipo de embarazo supone un gran riesgo para la madre, sobre todo si la masa de quistes prende profundamente en la pared del útero, lo que puede provocar una fuerte hemorragia.
Los embarazos molares pueden ser originados por una deficiente alimentación carente de proteínas, la cual también podría causar efectos en la ovulación.
Algunos estudios han demostrado que consumir mucha cantidad de proteínas de origen animal y vitamina A, a través del consumo de vegetales de hoja verde y amarilla, y de frutas de cáscara amarilla, podría ayudar a reducir la incidencia de desarrollar embarazos molares.