A los 3 añitos llega el primer gran reto para un niño: despegarse de los brazos de mamá y papá para acudir por primera vez al colegio. No es una situación fácil, y la mayoría de los pequeños están intranquilos. No saben qué va a pasar y eso les asusta, por lo que es probable que llore a lágrima viva cuando lo dejes en la puerta de su nuevo colegio. Hay algunos truquitos para hacerlo más llevadero.
En primer lugar, debemos anticiparnos a la situación e ir preparando al niño para el gran momento. Unos meses antes ve hablándole del colegio, de qué es, lo bonito que es, la de amigos que va a hacer allí, lo que se va a divertir coloreando, aprendiendo…
Llévale hasta allí y enséñaselo antes, incluso si se da la oportunidad que vaya conociendo a los profesores, y ve conociéndolos tú también para que el niño note que confías en ellos, y que él también puede hacerlo.
Aparte de ir acostumbrándole a la rutina (levantándolo a la misma hora), para que el cambio no sea tan grande ni tan repentino, una buena idea es leerle cuentos sobre niños que van a la escuela por primera vez, o contarle las historias más divertidas por las que su papá o su mamá pasaron allí, cómo fue tu primer día…etc.
Cuando llegue el momento, papá o mamá (o los dos) deberán acompañarle al colegio. Si llegas temprano, y el pequeño llega de los primeros, verá a sus nuevos compañeros llegar, y no se sentirá tan observado como si fuera el último.
Por muy pesado, o muy triste que se ponga, no le mientas. No le digas que vas a hacer un recado o que vuelves en un ratito y te quedarás con él. Perderá confianza en ti, y en ése «extraño» lugar.
Durante la despedida, muéstrate en todo momento tranquil@, si se pone a llorar si no se quiere despedir de ti, no dramatices tu también la situación, porque eso acabará de convencerlo de que algo malo pasa. Que no parezca que no vas a volver en meses, despídete rápido como si fuese algo perfectamente normal.
Cuando llegue la hora de volver a casa, sé puntual, si se siente solo y abandonado el primer día, será mucho peor al siguiente. Al llegar a casa cuéntale lo orgullosos que estáis de que se haya portado tan bien y haya sido tan valiente, y remárcale cuánto se va a divertir allí con sus nuevos compañeros.