Ansiedad por separación

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Que los niños pequeños tengan miedo de que sus padres no vuelvan cuando se van es algo completamente normal, pero que no debería extenderse más allá de los tres años de edad.

Los bebés necesitan a sus padres para su supervivencia, por eso muchos lloran de manera desesperada cuando éstos (u otros familiares) se alejan, ya que aún no pueden comprender que volverán dentro de un rato. Sin embargo, en niños mayores, un malestar excesivo ante la marcha temporal de sus familiares cercanos puede esconder un trastorno de ansiedad.

Además, cuanto mayor es el niño cuando comienza el trastorno, más fuertes son los síntomas. ¿Quieres saber cuáles son esos síntomas? ¿Y cómo se puede prevenir?

Alrededor de un 4% de los niños sufren ansiedad por separación, y es un trastorno mucho más frecuente en niñas. Puede comenzar en la más tierna infancia y continuar a medida que el niño crece, o puede presentarse repentinamente cuando el niño ya es mayor (incluso puede aparecer durante la adolescencia, aunque no es lo más común). Para poder diagnósticarse como trastorno debe ser un problema recurrente, y no algo puntual en un momento especialmente estresante del pequeño.

¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad por separación?

Son los propios de la ansiedad: agitación, palpitaciones, llanto, o tristeza. Otros síntomas físicos comunes son el dolor de cabeza o barriga, los temblores o los vómitos. Todos estos síntomas surgen cuando los padres se alejan del niño (un viaje, una salidad inusual, pero también simplemente al dormir alejado de ellos), y el niño comienza a pensar que pueden morir o no volver a por él.

¿Qué causa la ansiedad por separación?

Las causas pueden ser muy variadas, pero -a diferencia de otros trastornos psicológicos- es un problema que se suele dar en familias con una muy buena relación afectiva entre los miembros. Es habitual en casos de niños sobreprotegidos, donde los padres están constantemente encima del pequeño advirtiéndole de que no debe correr porque se puede caer, o que no debe bañarse en el mar porque se va a resfríar.

También es frecuente cuando uno de los progenitores ha creado un vínculo ansioso con el niño, en personas que tienen ellas mismas problemas de ansiedad, que han sufrido ansiedad por separación en su infancia o que tienen un miedo irracional a perder a su hijo.

Por último, otra causa frecuente de este trastorno es el haber sufrido algún trauma cuando los padres se encontraban lejos de él.

¿Cómo se trata?

Es un trastorno que debe ser tratado por un especialista. La detección temprana es fundamental para evitar problemas más graves en el desarrollo psicológico del niño como depresión. Si no se trata a tiempo, aumenta la probabilidad de que sufra de adulto enfermedades psicológicas o fobias.

Normalmente, el tratamiento se centra en que el niño aprenda a reconocer su ansiedad y a manejarla.

¿Se puede prevenir?

Los padres no pueden estar constantemente con los hijos, y éstos deben aprender que que los padres se vayan y vuelvan es una circunstancia normal, que no supone ningún tipo de amenaza.

Para eso conviene seguir una serie de pautas las primeras veces que uno tiene que separarse de su hijo, sea este menor de tres años o mayor:

  • Si es posible, es mejor separarse de los pequeños cuando estén relajados y ya hayan comido.
  • Hay que explicarles a los niños que los padres van a volver, en un lenguaje que puedan entender. Los niños pequeños no entienden las expresiones temporales, por eso es mejor decirle, por ejemplo: «papá volverá cuando ya hayas comido, dormido la siesta y visto los dibujos». Algunos psicólogos recomiendan dejarle un muñeco y encargarle que lo cuide hasta que los progenitores vuelvan, así, cada vez que vea al muñeco recordará que sus padres van a volver.
  • Antes de hacer un viaje largo, por ejemplo, es preferible ensayar con separaciones cortas, para que el niño aprenda que después de la separación, los padres vuelven.
  • Antes de la separación, los mayores debéis mostraros relajados y tranquilos, si no, podéis contagiar el desasosiego a vuestro hijo.
  • Nunca debéis mentirle. Decirle «vuelvo enseguida» para que se quede tranquilo, pero no volver hasta dos días después no hará más que empeorar la situación y generar desconfianza en ocasiones venideras.

¿Tu hijo sufre ansiedad por separación? ¿Qué medidas crees que ayudan a combatirla?

Vía: Consumer